lunes, 19 de noviembre de 2012

Sandy Point o Punta Arenas según se mire.

Llegamos a Punta Arenas tras el más maravilloso de los viajes avión imaginables. No quiero ser cursi pero parece que el destino quiso compensarnos por no hacer el recorrido en barco por los canales del Mar Interior. El avión va hacia el sur siguiendo las cumbres de los Andes. Como ahora, al comienzo del verano, están nevadas y no había nubes, es todo un espectáculo. Como si estuvieras viendo una película, pero desde dentro. Es difícil describir un recorrido así, por glaciares, picos, lagos helados. Y además que sigue y sigue hasta casi hasta el aterrizaje. El único viaje en avión que he lamentado que acabara, quizá esto sea lo que mejor lo describa.
Finalmente llegamos a Punta Arenas. El aeropuerto es pequeño, supongo que en realidad es una base aérea con uso civil. Se ven por aquí bastantes cuarteles, bases etc. Y parecen bien mantenidas. El día que entren en conflicto con sus vecinos, sencillamente lo sentire por los argentinos, porque tomarían Buenos Aires sin despeinarse. ¡Pobres argentinos! Aquí, en Chile se los toman a coña y con razón.
A Punta Arenas se llega en transfer que están esperando los vuelos (3000 pesos/cada). La ciudad no esta mal. Es más grande de lo que pensaba (30.000 habitantes) y más bonita. Tiene un aire raro. Edificios coloniales de buena factura, bien mantenidos. Limpia, con un paseo maritimo (aqui los llaman costaneras) de kilometros, con buenas tiendas, buenos restaurantes presididos por El Sotito. Da la impresión de que circula el mony. Como es logico, puerto. Sorprende ese tipo de ciudad en este sitio, que literalmente es el culo del mundo. O a lo mejor es sencillamente por esto.
Y además el cielo, o mejor debería decir los cielos, siempre cambiantes y espectaculares. Los atardeceres en el estrecho son ineludibles. El clima aquí cambia con facilidad, con vientos muy fuertes, supongo que por la influencia Antártica o por lo que sea. No se por que, pero esta ciudad, me resisto a llamarlo pueblo, tiene algo, un alma especial. Posiblemente sea la luz, pero para mi ya es única.
En fin llegamos al hostel Keuken (25.000/noche/hab doble). Bien, tranquilo y agradable, con buen desayuno. Grande, con varios edificios. Te sientes independiente. Para recomendar.
Como a Punta Arenas se va a ver los pingüinos, pues fuimos a verlos. Hay dos posibilidades, la barata, por tierra a la pingüinera de la Fundación Otway (15.000) y por mar hasta la isla Magdalena (45.0000 pesos/cada). Por una vez fuimos a la cara, (en la Otway solo hay 20 o 30 parejas) y tomamos la excursión en zodiac a la isla. Son unas curiosas zodiacs carrozadas, y cuando subimos averiguamos por que. Sencillamente la navegación por el estrecho hasta una isla que esta a 5 o 6 millas atraviesa zonas de oleaje producido por el choque de corrientes con la marea y el viento. Son olas de entre 1/2 metro y 1 metro. Pero el que haya navegado con una zodiac sabe que es muy divertido, suelen ser rapidas aunque solo monten, como esta, 260 cv. Pero  ya no es tan divertido si te calas hasta los huesos. Por esto le colocan estas capotas de fibra y dentro van los pasajeros más o menos acongojados. Más de uno de ese bonito color verde, que tanta gracia hace a los que no lo sufren.

El Magallanes. Leer la 2ª pintada
que está mas abajo en pequeño.
Nunca he entendido el amor a los pingüinos que tienen algunos humanos. Me parecen unos bichos bastante estúpidos y totalmente desprovistos de encanto. Ademas, todos en fila, me recuerdan a mis compañeros de trabajo. Pero, además de cientos o miles, en fin había muchos pingüinitos, tambien gaviotas australes, y dominicanas, cormoranes, albatros, y no cuántos pajarracos más que se me han olvidado. También vimos leones marinos, y a la vuelta delfines. ¡Ese sí que es un príncipe del mar! Siempre elegante y libre, excepto cuando los asquerosos japoneses los capturan (ver The Cove). En fin, después del inesperado descubrimiento de Sandy Point, nos fuimos para Puerto Natales (by bus 3 h. 4.900 pesos/cada) en busca del Paine y demás. Pero como tenemos que volver para tomar el avión, la despedida en este caso es hasta pronto y por tanto sin nostalgia.

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