He querido esperar un poco para no escribir desde la emoción. Pero es así. No tenía ni idea siquiera de que Paracas existiera, pero en el terrapuerto de Puno (los llaman así, no es coña), coincidimos durante un rato, desafortunadamente corto, con una pareja en colombianos encantadores, de Medellín. Y además de hablar de Pablo Escobar, de Gomorra, y del daño que el tráfico de drogas, no las drogas, no confundamos, causa a nuestros respectivos países, hablamos de nuestros respectivos viajes, de que ellos venían a Paracas y las Islas Ballesta, mientras nosotros íbamos en dirección a Arequipa.
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Puerto de Paracas. Por ahí estan las planeadoras |
Por tanto decidimos hace una parada en Paracas. Paracas es especial. Tienes una sensación de estar en El Sitio, en tu sitio. Me quedaría aquí sin dudarlo, pero...el problema es que esto tiene fecha de caducidad. Ya han empezado los hoteles, pero a lo bestia. Hay uno de 5 estrellas, y como en el juego de los barquitos 2 de 4, 3 de 3, etc. Es decir, dentro de 2 años a lo sumo, esto será otra mierda turística más. Pero ahora, que es cuando estamos, ¡es la hostia!
Estamos en el Kokopelli, que es un hostel tan bueno o mejor que el de Arequipa, pero que está en la playa. Primera línea. Ahora levanto la visera y tengo los pinreles en la arena, los botes delante, un catamaran del hostel, y las olas se mezclan con la música caribeña. ¿A qué suena bien? Pues hay más. No hemos venido aquí por la playa ni por los chiringuitos donde te ponen pescadito fresco, sino por las Islas. Las Islas Ballesta están a la salida de la bahía como a unas 8 o 10 millas.
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El Kokopelli |
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Lobos marinos (el macho a la izda) en Ballestas |
Tienen montado un sistema de transporte (40 soles/10€/cada) por la mañana que ellos entienden, pero en resumen, te llevan con unas planeadores para 40 personas, suponiendo que los turistas lo sean, y hacen un recorrido entre las islas, que son más islotes, pero que están llenas, más que llenas, de todos los pájaros imaginables y es además el sitio de cría de leones marinos. En resumen, que está plagado de ellos. El tour dura más o menos 2 horas entre idas venidas y demás. La leche. Nos gustó tanto que repetimos. Emocionante. Especialmente el primer día que estaba el mar agitado. Tremendo. Y como os dije, el hostel, encantador, con piscina y todo. Lástima que todo esto durará poco. Es como una maldición, pero no le resta encanto, quizá incluso lo contrario.
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